
Texto escrito el 11 de Abril de 2017
Estaba finalizando el año 2015 y aún no había realizado mi viaje de ese año (siendo consecuente con mi meta planteada), llevaba algunos meses en la búsqueda de tiquetes económicos (ese sería el indicio de cuál sería mi siguiente parada) pero, o no había buscado lo suficiente, o no había tenido suerte aún.
Así que, un día, después de terminar mi jornada laboral, llegué a mi casa determinada a buscar tiquetes y decidir mi próximo destino. Encendí el computador y como siempre empecé mi búsqueda intensiva de vuelos, en este caso, como no tenía un destino definido, simplemente elegía al azar un país (literalmente pasé por demasiados), hacía comparaciones para determinar si estaba realmente económico o no (siempre miro en diferentes buscadores de vuelos y comparo también directamente con las páginas de las aerolíneas), en cuanto a la fecha para viajar, casi siempre soy yo la que me acomodo a la fecha más económica (así que, al buscar los vuelos siempre elijo la opción de fecha flexible y navego por el calendario mirando los diferentes precios), entre otros aspectos, ya después me las arreglaría con mis jefes cuando decidiera mi viaje.
Seguí en mi labor por varias horas (no es fácil, ni siempre se encuentra de primeras lo que queremos, pero como dicen por ahí: “el que busca encuentra” y “el que persevera alcanza”), hasta que en una de mis tantas búsquedas llegué a un precio que me llamó mucho la atención y haciendo comparaciones, el costo era de menos de la mitad que todos los otros que había visto a ese destino o a destinos cercanos. De inmediato me ilusioné, aunque nunca se me había pasado por la cabeza y mucho menos se me había ocurrido ir a ese país en particular (la verdad no sé porqué), la vida decidió que mi próximo destino sería… ¡Perú!
Desde hacia un tiempo quería que mi hermano, viviera la magnifica experiencia que es viajar, que experimentara lo que es conocer países y lugares totalmente nuevos, y descubrir culturas totalmente diferentes, así que decidí que iría conmigo y realicé la reserva para los dos. Dicha reserva estaba disponible por 12 horas, aún tenia bastante tiempo para pagar, pero esa era una oportunidad que no podía desaprovechar ( y la verdad soy un poquito afanada), entonces tomé mi sueldo (afortunadamente, era fin de mes y recién me habían pagado) y procedí a cancelar la totalidad de los tiquetes, y aunque me quedé sin lo del mes (ya vería como me las arreglaría) ya estaba hecho, ¡nos íbamos para Perú! ¡Wooohoooo!
Debo decir que por el año 2015 “no conseguí mi meta”, hablando de forma literal (lo pongo entre comillas ya que aunque no fue ese año, el siguiente si lo empezaría viajando), pero ya era un hecho que me iría a conocer otro país, solo me quedaba por delante mucha investigación acerca de los lugares que visitaríamos, lo que haríamos, tal vez hacer algunas reservas, sacar el presupuesto, continuar ahorrando y por supuesto esperar que el tiempo pasara.
— Lore.